D-Generación

"Una generación extraviada en un mundo casi perdido, lejos de la Generación del 98, del 14, del 27, de mayo del 68, no somos otra cosa que una 'D-Generación'"

miércoles, abril 13, 2005

Danos hoy nuestro Brown de cada día

John Brown tiene un sueño que vale millones. Brown no es el hermano de Dan (parece que para ser millonario hay que ser marrón), pero también ve revelaciones divinas y conspiraciones seculares. Este estadounidense afirma que Israel tiene petróleo...lo dice la Biblia.

Deuteronomio, capítulo 33, versículo 24: «Permite que Asher sea bendecido con sus hijos.. y déjale que sumerja su pie en aceite». Suficiente para Brown. Israel tiene oro negro y él es el encargado de sacarlo a la luz para que el pueblo elegido se enriquezca y sea independiente geopolíticamente.

Brown no dejaría de ser un excéntrico más si no fuera porque recibe ayudas millonarias. ¿Y quién está tan loco como para apoyar esta locura? Respuesta sencilla: Cualquier ciudadano medio al que un comunicador eficaz le absorba el pensamiento mediante el uso del arma hipnótica de distracción masiva, la televisión. Hal Lindsey, predicador evangelista, tiene un programa de televisión que ha recolectado casi 5 millones de euros para la causa. Están locos estos americanos.

Pero no, no están tan locos. Simplemente han sido sometidos a la dictadura del pan y circo, televisión y fútbol, allí baloncesto o béisbol. Sociedades adormecidas, aletargadas, apolilladas, domesticadas. Televisión, asesina del pensamiento.

Conocí la palabra petróleo en un comic de Zipi y Zape. La travesura del día consistía en abrir un boquete en el jardín, del que de repente emanaba un líquido negro. Don Pantuflo salía gritando “Oro negro, oro negro”. El fin de la historieta estaba claro: no era petróleo, los niños se quedaban sin bici y tenían, como siempre, que salir corriendo.

Dan Brown contará una nueva historia que le dará más dólares que los que pueda tener el Priorato de Sión. John Brown buscará petróleo y no lo encontrará. Y los que no somos brown, sino black, white o martínez, seguiremos buscando nuestra solución, habitacional o no. Con nuestros ángeles y demonios. Con nuestros pisos de treinta metros y nuestros browns de cada día. Y seguiremos negros, como el petróleo, pero sin oro.