Illa, illa, illa, manejo a la masilla
Seré breve (la cama me llama,agotador día) y os pondré un link al final de este artículo en el que se explica mejor lo que quiero escribiros hoy.
Como tantos y tantos, este martes me pedí una señora cañita, un buen pincho y a ver el partido. Entre los defectos de uno, está el de ser madridista. Que le vamos a hacer, para sufrir ya tengo al equipo de mi ciudad, me gusta ser de uno que gane (o que ganaba, vamos).
A lo que iba. Empezó el partido y ví el Bernabeu. Sale el equipo y el público atrona. Parece mentira, me dije, que esto sea así después de un 6-1. Y no era casualidad. Mi pobre acompañante me tuvo que estar aguantando mientras le jodía el partido con frases como
"mira, tiran del himno viejo para enfervorizar a la gente"
"mira, toda la semana haciendo que se hablara de Juanito para que el público se desgañite"
"mira como han conseguido que nadie pite ni al calvo del Gravesen"
Este martes hubo un espectáculo futbolístico, pero hubo otro mucho mayor. Todo un ejemplo de como conocer una masa (en este caso futbolera) y manejarla con total acierto. El verdadero crack del martes tiene nombre:
Antonio García Ferreras
2 Comments:
No hizo falta manejar a nadie, según acabo el partido de Zaragoza todos pensamos en la remontada. Tú, y yo, como madridista lo pensamos. Luego, es verdad se puso en marcha la maquinaria. Pero cada uno cree lo que quiere.
Partidazo, aunque aún falta velocidad en este Real Madrid.
Evidentemente, los madridistas hicisteis bien en ilusionaros. De eso se trata el fútbol. De dar circo a la gente que está harta de su día a día.
Sin embargo, lo que ocurrió esta semana estaba orquestado increiblemente bien por un tipo que sabe mucho de comunicación (llegó al Madrid procedente de la dirección de informativos de la Cadena Ser).
Asusta ver que puede hacerse lo que casi se consigue simplemente caldeando el tema para dar vida a unos y acojonar a otros.
Me quito el sombrero.
Por cierto, me excuso por fallar a mi artículo de la semana pasada. Últimamente tengo poco tiempo, aunque no es disculpa. Esta no fallaré.
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