Dejarse los riñones
El sistema global capitalista tiende a provocar un estiramiento antinatural del globo terráqueo. No es que me haya vuelto loco y puedo demostrarlo: mientras que la Tierra es un planeta achatado por los polos, el neoliberalismo económico tiende a estirar de ellos de forma opuesta. Pronto esta tendencia convertirá el mundo en un gigantesco melón colocado en posición vertical. El norte estará tan lejos del sur que las diferencias serán insalvables (en realidad, habría que preguntarse sin no lo son ya).
Este hecho parece claro en cuanto a la distribución de la riqueza que, aparentemente, discrimina a los seres humanos en ricos y pobres y que, de forma no tan evidente, llega a provocar desigualdades extremadamente sangrantes que atentan contra la ética y la propia dignidad del ser humano.
Si usted estuviera esperando la donación de un riñón, ¿aceptaría que otro hombre vivo renunciara al suyo a cambio de darle una suculenta cantidad de dinero? ¿Le parecería justo? Mejor no conteste.
Es destacable que el tráfico internacional de órganos de donantes vivos es una práctica más extendida de lo que podríamos llegar imaginar y que mueve grandes cantidades de dinero. Nancy Scheper-Hughes, directora de Organs Watch, desvela en un informe algunas de la hirientes cifras que arroja la piratería de órganos.
Según Scheper-Hughes, "la demanda de trasplantes de órganos en los países ricos crece más rápido que la oferta de órganos donados por medios tradicionales. Como consecuencia, un pequeño pero creciente número de los pobres del mundo está poniendo en venta sus extremidades, y los riñones son los órganos más cotizados".
El feroz capitalismo es un gran 'rey Midas' que convierte en oro todo aquello que toca (aunque se trate de casquería y entrañas) a costa, eso sí, de llenar de mierda lo que desprecia. ¿Cuál debe ser el grado de desesperación de una persona para verse obligada a subastar uno de sus riñones?
Además, ese estudio destapa un mercado organizado, una ley de la oferta y la demanda "visceral" en la que existen países compradores y vendedores. A ver si adivinan. Entre los demandantes de riñones encontramos a ilustres estados como Israel, Estados Unidos, Canadá, Italia, Arabia Saudí, Omán, Hong Kong, Australia y Japón. Al otro lado de la balanza, aparecen Filipinas, China, India, Irán, Perú, Turquía, Moldavia, Rumanía, Egipto, Brasil, Bolivia y Perú. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que ese reparto está marcado por el poder adquisitivo de cada pueblo.
Por tanto, es preciso replantearse la disposición del tablero para cambiar las reglas del juego, no vaya a ser que un joven inculto filipino, cuyos ingresos no alcanzan los 500 dólares anuales, tenga que dejarse los riñones para mejorar la vida de un cuarentón israelí, que gana al año 35.000 dólares.
Los transplantes de órganos son fundamentales para mejorar la salud del ser humano (de todas las regiones del mundo, no sólo de las desarrolladas), pero esperemos al menos a que el donante ya no necesite sus órganos. A veces, son necesarios los escrúpulos.
2 Comments:
Por desgracia para que unos puedan hacerse ricos otros tienen que hacerse pobres. El dinero no se crea ni se destruye, solo cambia de manos. Incluso, como muy bien comentas, se ha llegado a comercial con partes de la vida, del cuerpo humano. Otro negocio mas que añadir a la lista del narcotrafico, la prostitucion y las armas. Los negocios mas rentables que existen.La naturaleza algun dia se vengara.
Aitor, sin ánimo de elgiar: lo mejor que he leído esta semana. Incluso mejor que el Millás de esta semana.
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