D-Generación

"Una generación extraviada en un mundo casi perdido, lejos de la Generación del 98, del 14, del 27, de mayo del 68, no somos otra cosa que una 'D-Generación'"

martes, enero 24, 2006

Por un puñado de euros


No sabría decirte cuál fue la primera civilización antigua que introdujo el sistema del dinero (excelente pregunta para que Carlos Sobera la pronuncie mientras arquea las cejas). Imagino que primero se basarían en un sistema de trueque, para después pasar a tierras y ganado, luego metales preciosos y después éstos fundidos en pequeñas piezas circulares. Y finalmente billetes, tarjetas de crédito, bonos del estado, acciones, cheques, comisiones, etc etc. Todo tiene una evolución y la pasta también. Lo que no ha cambiado es que la gente sigue matándose por él; algunos en sentido figurado y otros en el literal. Sea como sea, el dinero es necesario para vivir, para poder pagar ropa, comida, ocio, educación, sanidad, etc. El Estado recauda un porcentaje del salario de cada ciudadano con el que se supone proporciona servicios, construye infraestructuras y por supuesto mantiene a los políticos (con nóminas abultadas por cierto) y otra clase de burócratas sebosos.

Por supuesto no crece en los árboles, hay que ganárselo; realizar alguna actividad para alguna entidad pública o privada (o directamente alguna persona) por la que luego recibimos una remuneración, es lo que se llama trabajar. Mis primeros trabajos fueron lo que se llama “basura”; sin contrato, sin entrevista de trabajo, sin seguridad social. Repartiendo periódicos, haciendo que vigilaba una piscina, dando clases a algún chaval; luego vino ya el primer trabajo serio, que duró apenas unas meses, pues tuve que dejarlo por fuerzas superiores. Después unos cuantos meses de becario en otra empresa, ya con un contrato de prácticas y un sueldo aceptable por 4 horas. Y finalmente donde estoy ahora, de operador informático, de noches y fines de semana. Todo por los euros.

Me ha costado, sin embargo, aprender a valorar la pasta; quizás sea porque cuanto más tienes, más quieres tener y más gastas. Pasé de gastar mucho a no gastar nada, y ahora a tener deudas. Ya pertenezco al mundo de los hipotecados, todavía no por una casa, pero sí por un coche, durante unos tres años. También he aprendido que el dinero no da la verdadera felicidad (aunque para qué engañarnos, seríamos más felices con más pasta) porque lo material acaba siendo precisamente eso, materiales, que no tomarán un café contigo, ni te abrazarán, ni te preguntarán qué tal estás. Antes me preguntaba ¿por qué era más feliz cuando era un crío de quince años sin un duro en los bolsillos? Echaba la tarde en el parque con un paquete de pipas y a veces hasta con algún refresco. Ya he encontrado la respuesta.

El trabajo es muy importante en la vida de una persona porque es la piedra sobre la que edifica su vida; por eso es importante que te guste algo. Por supuesto nadie se levanta cantando un lunes a las 7 de la mañana (si conoces a alguien así, preséntamelo por favor). Y el dinero también. No sueño con ser rico la verdad (aunque babee cada vez que veo un carrazo) ni espero serlo nunca. No juego a la lotería ni soy muy ambicioso. ¿Tú que harías con un millón de euros? Yo viajar, sin duda. Viajar mucho, de un lado a otro; y si me puedo alojar en un albergue, mejor que mejor. Ah bueno, y una casita en el campo no estaría mal. Mierda, voy a dejar de pensar que al final me saltaré mis propios principios. ¿Lo que yo daría por un puñado de euros? No. Lo que yo daría por un beso de ella.

3 Comments:

At 22:59, Blogger masmartinez said...

¿ Quién ha visto el de quinientos ?
Digo el de verdad. Recomiendo un tema de Sr. Chinarro : "como un billete de 500"

 
At 23:09, Blogger ru said...

Yo no, salva. A un médico le vi un dia uno, pero asi de lejos y lo mismo era falso o tenía un virus.

genial una vez más grasa. te tengo en mi olimpo de articulistas existenciales.

la caña en zanja city empieza a ser necesaria

 
At 01:28, Blogger Aitor Ordax said...

Yo reconozco que una vez tuve uno en mis manos. El famoso papel morado pasó tan rápido por ellas como desapareció. "Se mira pero no se toca", me dijeron. Después de todo, sólo es dinero.

Zanjas City te espera, Rubén. No hace falta que traigas uno morado. Puede que nos apañemos con unos pocos azules.

 

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